Un guerrero de la luz nunca olvida la gratitud.
Durante la lucha, fue ayudado por los ángeles; las fuerzas celestiales
colocaron cada cosa en su lugar y permitieron que él pudiera dar lo mejor de sí.
Los compañeros comentan: "¡Qué suerte tiene!". Y el guerrero a veces
consigue mucho más de lo que su capacidad permite.
Por eso, cuando el sol se pone, se arrodilla
y agradece el Manto Protector
que le rodea.
Su gratitud, no obstante, no se limita al mundo espiritual; él jamás olvida
a sus amigos, porque la sangre de ellos se mezcló con la suya en el campo de batalla.
Un guerrero no necesita que nadie le recuerde la ayuda de los otros;
él se acuerda solo y reparte con ellos la recompensa.
Todos los caminos del mundo llevan hasta el corazón del guerrero;
él se zambulle sin vacilar en el río de las pasiones que siempre corre por su vida.
El guerrero sabe que es libre para elegir lo que desee; sus decisiones son tomadas con valor,
desprendimiento y —a veces— con una cierta dosis de locura.
Acepta sus pasiones y las disfruta intensamente. Sabe que no es
necesario renunciar al entusiasmo de las conquistas;
ellas forman parte de la vida y alegran a todos los que en ellas participan.
Pero jamás pierde de vista las cosas duraderas, y los lazos creados con solidez a través del tiempo.
Un guerrero sabe distinguir lo que es pasajero de lo que es definitivo.

Sabio guerrero , saber distinguirse uno mismo por sobretodo , deja esa dosis de sabiduría
en mi caso es tan pequeña como temporal , al menos se que existe y la identifico
será mis 44 años??? No lo sé , pero me gustaría que fuera un estado permanente.
Te dejo un abrazo
y gracias muchas por
visitarme , me honra guerrera
San.-
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